Debido a la gran cantidad de kms mensuales que hacía con un coche diésel, siendo autónoma, con las dificultades para trabajar en días con protocolo anticontaminación y las anunciadas e inminentes restricciones a la movilidad por Madrid Central me empiezo a plantear cambiar mi vehículo por uno eléctrico; pero mi desconocimiento total de ese tipo de tecnologías me hacen tener dudas y miedo al cambio.
Surgen preguntas tan comunes como:
- ¿Puedo pagar un vehículo eléctrico?
- ¿Hay alguno con autonomía suficiente para poder desarrollar mi jornada laboral sin necesidad de parar a cargar?
- Vivo de alquiler, ¿podría instalar un punto de carga en mi plaza de garaje?
- ¿Cuánto durará el coche, se degradará la batería rápido?
- Y los tamaños, necesito uno no muy grande para poder aparcar fácilmente pero con espacio para mi perro y equipaje así que un día , pues hago viajes frecuentes para ver a mi familia en Murcia.
- ¿Podré viajar a Murcia con facilidad?
- ¿Me gastaré mucho dinero en la factura de la luz?
- ¿Cómo será su mantenimiento? ¿dará más problemas que el mío?
- ¿Corre?
El inicio de la búsqueda empezó visitando unos cuantos concesionarios de distintas marcas que tenían vehículos eléctricos e híbridos enchufables pero enseguida quedó patente el poco interés que había por vender un vehículo eléctrico; es más, intentaban venderme un coche diésel de nueva generación.
Mi curiosidad y deseo de contribuir a reducir la contaminación me hizo persistir en la idea.
Torrelodones es un municipio bastante involucrado con el medio ambiente y el actual gobierno desea implementar políticas de ´descarbonización´ por lo que promueve la movilidad eléctrica. En el municipio hay varios cargadores gratuitos así que una noche pregunté a una persona que estaba cargando su coche. Muy amablemente me dió un montón de información sobre los vehículos eléctricos y resolvió la mayoría de mis dudas. También me puso en contacto con el servicio de Personal Shopper de Pasatealoelectrico donde me asesorarían, según mis circunstancias personales, sobre qué vehículo me vendría mejor y contestarían a todas mis preguntas. Y así fue como, a partir de ese encuentro, me acerqué a otros usuarios de vehículos eléctricos, conocí los modelos que actualmente hay en el mercado y las opciones que tenía y que se adecuaran tanto a mi economía como a la autonomía necesaria debido al alto kilometraje que hago a diario, etc.
Por el miedo al cambio primero pensé que un híbrido enchufable sería la opción mejor para mi, pero enseguida me di cuenta que con los kms diarios que hacía, ningún vehículo de estas características, hasta la fecha, ofrecería autonomía suficiente en modo eléctrico y por lo tanto seguiría contaminando.
Tras conducir y ver muchos modelos de vehículos en distintas quedadas de vehículos eléctricos me decanté por un Hyundai Kona 64 kWh con una autonomía de 460km. Tuve la suerte de que la marca aplicaba descuentos y además pude optar a la subvención del Plan Mus de la Comunidad de Madrid, por lo que al final el coste de compra fue muy competitivo y que yo, debido al uso que le daré, no tardaré mucho en amortizar.
Previamente a la compra del coche, ya me había informado de que la Ley de propiedad horizontal se modificó para que se pueda instalar un punto de recarga solamente con una comunicación al presidente o administrador de la comunidad de nuestro garaje. En mi caso, como estaba de alquiler, también pedí permiso al propietario que enseguida me comunicó que la ley lo permitía, así que seguí adelante con el proceso y pronto me instalaron el cargador en mi garaje. En este caso también me pude beneficiar de la subvención del 40% del coste de la instalación que la Comunidad de Madrid ofrecía.
Ya sólo quedaba aumentar el término de potencia para permitirme cargar el 80 – 90% de la batería por la noche, durante el periodo de tarifa super valle y cambiar a una comercializadora que ofreciese 100% energía renovable.
Tras algo más de dos años y 69000 km no he vuelto a mirar atrás. El coche ha cumplido con creces todas mis expectativas: es una gozada conducirlo, es seguro, tiene autonomía suficiente para mi trabajo diario y mis necesidades personales. Consigo ahorros significativos en combustible y mantenimiento y a pesar de haber cambiado algún hábito de conducción y manera de viajar, el saber que no contamino compensa con creces el esfuerzo económico extra realizado en el momento de su compra.